Prólogo "Obsesión"


“El mayor desorden de la mente consiste en creer que las cosas son de cierta manera, porque nosotros deseamos que así sean.”

Cualquier acto de la vida envuelve al hombre en determinada trama social. Salir de compras, ir al cine, viajar en metro; son algunos hechos cotidianos que nos aventuran a estar rodeados de pares, a convivir con ellos.
Por instinto, o falta de este, tendemos a pensar que aquella persona que momentáneamente  comparte nuestro espacio piensa igual que nosotros. Lo mismo ocurre en cuanto al planteamiento de necesidades o de actos vitales. Es humano considerar que somos todos iguales, que poseemos semejanza en gustos o  carestías.
El complicado entramado social está entretejido con hilos heterogéneos, fuertemente ligados,  pero tan minúsculos que a veces es imposible advertirlos.
La presente  obra se detiene en casos particulares de  personas que por capricho del destino, o por antojo de la naturaleza, se mantienen al margen del mundo convencional.
Las mentes de psicópatas, asesinos y violentos, entre otros,  se contraponen a la indiferencia e incomprensión del medio circundante. ¿Son ellos tan diferentes al resto?
El libro se detiene en un detallado relato de los procesos mentales que sufren sus personajes: ¿Qué piensan? ¿Qué sentimientos experimentan? ¿Cómo transforman la vida de su círculo íntimo? Éstos son algunos de los interrogantes que se van develando a lo largo de la trama.
A través del  libro “Obsesión”,  Antonio Lagares nos sumerge en los rincones  más oscuros e inhóspitos del inconsciente humano, invitando al lector a detenerse y analizar distintas historias ligadas a la esfera vital.  Una mirada sagaz, comprometida con seres diferentes al estándar social.
Nueve historias sugestivas ligadas a un mismo hilo conductor: la psiquis humana, sus misterios y los conocimientos que de ésta tenemos.
Los personajes de este libro son realmente polémicos, al igual que la temática que éstos encarnan. Los mismos ahondan en lo profundo del ser, dejando a la intemperie los miedos y miserias de éste, así como también la debilidad y fragilidad de su alma. Una innegable invitación a la reflexión.
Melina Jaureguizahar Serra.